EntrevistasSanturtziarras por el mundo

Pablo San Roman en Santurtziarras por el mundo

Pablo San Roman en Santurtziarras por el mundo

En Santurtziarras por el mundo charlamos con Pablo San Roman con el que recordamos algunas cosas del Santurtzi que conoció y navegamos por sus recuerdos.

1.- ¿Que te parece la idea de un periódico digital para Santurtzi?

Cualquier iniciativa que sirva para dar a conocer Santurtzi al mundo es fantástica. Y para los que estamos lejos, es una buena manera de estar al día de lo que pasa en nuestro pueblo y alimentar nuestra añoranza.

Santurtzi tiene muchas cosas que contar, de su presente y de su pasado. Para los que viven en el pueblo también es una buena forma de estar informados y conocerse un poco más a sí mismos.

2.-¿Te gusta el formato?

Me gusta cómo se ha confeccionado. Me gusta sobre todo ir descubriendo a personas del pueblo que no conocía. Me estoy informando sobre gente de la que no tenía ninguna pista, debido al mucho tiempo que llevo fuera del pueblo. Creo que se toca un poco de todo y es de fácil acceso.

3.-¿Que te gustaría que hubiera que no este implementado actualmente?

Creo que más o menos se tocan todos los temas. Me encanta la historia y escarbando pueden aparecer muchos temas alrededor de un pueblo de larga historia pesquera y marinera, a un paso de los Altos Hornos de Vizcaya, un lugar que hizo cambiar mucho la fisonomía de los pueblos de la margen izquierda. Tal vez sería bueno entrevistar a jubilados, gente de más de setenta años, que te puede contar cosas interesantes y a los que desgraciadamente no les quedan muchos años de vida.

Ellos pueden reflejar páginas de sus vivencias en el pueblo, que pueden ser documentos interesantes en el futuro a nivel histórico o sociológico. Y que pueden servir de bibliografía.

Déjanos conocerte un poco mas

4.-¿Que locales de hostelería de Santurtzi recuerdas con cariño, los que siempre visitabas.

Son muchos los recuerdos de la infancia y la juventud. Cuando estudiaba en el Instituto de Santurtzi, solíamos celebrar las cenas de fin de curso en La Cervecera, en Capitán Mendizábal. De la niñez me acuerdo del Koala, en la plaza que está también en Capitán Mendizábal, donde a veces íbamos a comer en familia. Luego me acuerdo de las boleras Oslo y Múnich 72. Uno también se acuerda de los clásicos como el Kai Alde o La Oficina.

5.- Algún comercio que te enamorara de Santurtzi, que fuera especial para ti?

Los comercios que pueda nombrar no le van a decir nada a mucha gente, pero para mí forman parte de mi vida y de mi niñez.

Por donde se encuentra ahora el Centro Gallego había una tienda de ultramarinos, que la llevaba una señora que se llamaba Mariana. Allí me mandaba mi madre a comprar cuando era un niño, a principios de los setenta. ‘Vete a comprar un kilo de alubias donde la señora Mariana’, me decía.

En la calle Santa Eulalia, al final de la Calle Cervantes, había una tienda de vinos a granel, creo que se llamaba La Riojana, y también me mandaba mi madre a comprar, a llenar una botella, un cuarto o la mitad.

Recuerdo también que el que fuera futbolista del Athletic, Fidel Uriarte, tenía una tienda de deportes en la calle Juan XXIII. Y cuando se retiró del fútbol se le podía ver por allí.

6.-¿Porque parte de Santurtzi creciste, cual era tu barrio?

Mis primeros años discurrieron en la calle que ahora se llama Gabriel Aresti. La plaza donde ahora está la salida o la entrada del Serantes Kultur Aretoa, que entonces era el cine Consa. Vivíamos en el cuarto y último piso de un edificio que todavía existe y desde nuestra ventana se podía ver el campo del fútbol del CD Santurce, que ahora es el Instituto de Santurtzi. Como desde nuestra ventana se podían ver los partidos, teníamos a muchos vecinos del edificio subiendo los domingos a nuestra casa para ver el fútbol.

Yo era muy pequeño, pero tengo recuerdos de mucha gente asomada en nuestras ventanas. Allí viví más o menos hasta los doce años, hasta que mi familia se mudó a Grupo Lapurdi, unas escaleras que están frente al Patronato de Santa Eulalia.

7.- Algunas personas a las que recuerdes con cariño?

A quien recuerdo con más cariño, y que en paz descanse, es a Juan Loyola, dueño de una peluquería en Las Viñas, que ha llevado o lleva su hija. Una persona excepcional.

Cuando era un niño, tenía la barbería en El Kilómetro, una zona que ya ha desaparecido en La Txitxarra.

Cuando pasó su negocio a Las Viñas, yo seguía yendo. Y cuando me tuve que ir de Santurtzi por motivos profesionales, cuando volvía, si podía, iba allí siempre a cortarme el pelo.

Y también he llevado a mi hijo. Mientras me cortaba el pelo, recordábamos viejos tiempos. Ese hombre se merece un homenaje.

También me acuerdo de la famosa sardinera La Bella Charo. Recuerdo al grupo Eskorbuto cuando dio su primer concierto en el instituto.

8.- Y anécdotas divertidas que te hayan ocurrido en Santurtzi?

No sé si llamarlo anécdotas o recuerdos bonitos.

Como decía antes, recuerdo las ventanas de mi casa llenas de gente cuando jugaba el CD Santurce los domingos.

Luego, cuando empecé a escribir de Deportes como periodista en El Correo, me tocó cubrirlo ya en el actual campo y seguir la campaña del ascenso a Segunda B, con los Izagirre, hermano de un periodista compañero mío en El Correo, o Luke, que luego jugó en el Athletic.

Recuerdo cruzarme con los miembros de Eskorbuto. Recuerdo también que una vez vino a la margen izquierda Antonio Banderas a rodar una película, La Blanca Paloma, y la productora organizó una presentación a la prensa en el Restaurante Chimbito, en Portugalete.

Como el corresponsal de El Correo en Portugalete no podía ir, me enviaron a mí, que era el que estaba más cerca. Tras la rueda de prensa, en la que estaba todo el equipo de actores, entre ellos Antonio Banderas y Emma Suárez, cenamos en el restaurante todos los presentes.

Recuerdo que Emma Suárez se fue a su hotel más o menos temprano. Pero Antonio Banderas se quedó con nosotros de cháchara hasta tarde. Y yo le repetía: tienes que visitar Santurtzi, que está al lado y es muy bonita.

Me dijo que lo iba a hacer.

Algún día si lo vuelvo a cruzar le preguntaré si lo hizo.

Fuera de Santurtzi, me ocurrió que en 2018, una de las dos veces que he cubierto el Tour de Francia como periodista, para mi actual empresa, la Agence France Presse, tuve la suerte de cubrir la victoria de etapa de un santurtziarra, Omar Fraile.

En otra ocasión, cubriendo el Mundial de atletismo en Moscú, en 2013, me acerqué por curiosidad al Centro de Emigrantes Españoles de la capital rusa. Y todos sus miembros eran niños de la guerra, que tuvieron que irse a la antigua Unión Soviética durante la guerra civil española y ya no pudieron volver debido a la dictadura franquista. Todos octogenarios o casi.

El presidente de aquel centro, al que entrevisté y tuve una larga conversación, me dijo que era de ‘Santurce-Ortuella’, ya que así se llamaba Ortuella cuando se marchó siendo un niño, y se acordaba de cuando tuvo que irse en un barco que cogió en Santurtzi.

Había llegado a la Unión Soviética muy pequeño, junto a un hermano adolescente, que tuvo que participar, según su relato, en la Segunda Guerra Mundial, y que probablemente murió en la contienda, ya que nunca más supo de él.

Debería hacerse un homenaje a aquellos niños que salieron desde Santurtzi y crecieron lejos, sin sus padres, debido a la dictadura que nos tocó sufrir.

También me gustaría comentar que a veces me ha tocado escribir sobre un equipo de béisbol puertorriqueño que se llama los Cangrejeros de Santurce.

La primera vez que me tocó editar una noticia de este equipo me quedé sorprendido por el nombre. Me informé y resulta que también se llama Santurce un barrio de la capital de Puerto Rico, la ciudad de San Juan.

Algún día me gustaría visitar Santurce de Puerto Rico y asistir a un partido de los Cangrejeros de Santurce.

9.- Que sitios de Santurtzi recuerdas con cariño?

Los sitios de Santurtzi que recuerdo con más cariño son sus cines. Teníamos muchos: el Serantes, el Consa, el Cinema Santurce, el Decor, el Savoy.

Más allá de eso, recuerdo con cariño Santurtzi en general. Me encanta pasear por el pueblo cuando vuelvo con mi familia, mi mujer e hijos, que no son de Santurtzi, pero ya casi lo son.

Recuerdo con cariño el primer colegio de Las Viñas, que fue derrumbado para hacer uno nuevo, por lo que durante dos años tuvimos que estudiar en el Colegio de Mamariga, hasta que construyeron el actual de Las Viñas, al que volvimos para terminar la escuela primaria.

A mi ama le gustó el colegio de Las Viñas y aunque vivíamos algo alejados, allí nos envió.

Recuerdo el edificio abandonado que hoy es el Hotel Palacio de Oriol. A los niños nos daba miedo porque parecía una mansión de fantasmas.

Yo no me imaginaba que con el tiempo iba a convertirse en un hotel y que me iba a alojar allí tres o cuatro veces. Es más, una vez se jugó una final de Copa de Europa de rugby en Bilbao, y la secretaria de mi empresa me preguntó si lo conocía, ya que lo había visto en Booking, sin saber que yo era de ese pueblo.

Se lo recomendé y reservó para dos compañeros franceses.

Recuerdo muchas cosas y sitios. Como el ferry Patricia, que luego fue el Pride of Bilbao, y que, cuando vivía en Liverpool, alguna vez lo tomé para ir a Southampton y luego de allí iba a Liverpool en autobús.

Pasear por el parque, la Txitxarra o el puerto es una bendición. Aunque uno de los sitios que recuerdo con más cariño es la fuente de los Monos, en el parque. Ahí quedábamos la cuadrilla los fines de semana para luego tomar algo por Santurtzi o la parte vieja de Portu.

10.- Que zona o edificio de Santurtzi gusta mas

Ahora cuando vuelvo al pueblo, lo que más me gusta es ir paseando por el relleno hasta Portugalete.

La zona que más me gusta es el puerto, porque está al lado del mar, algo que echo mucho de menos en los más de veinte años que llevo viviendo en París.

No puedo vivir sin el mar. Y esos paseos me hacen recordar cuando tenía que ir a paso ligero todas las mañanas hasta el Puente Colgante para cruzarlo e ir a la universidad de Leioa.

También me gusta pasear en la otra dirección, hacia Ciérvana.

Y cuando paso al lado del butano, me acuerdo de cuando sucedió la explosión del butano a finales de los sesenta. Yo era muy pequeño y mis padres nos sacaron rápidamente a mis hermanos y a mí en dirección a Portugalete.

Los recuerdos son vagos, pero nos sentamos en un portal en Portugalete y un vecino nos dijo de subir a su casa. Donde estuvimos varias horas hasta que pasó el peligro.

11.- Donde te encuentras actualmente?

Tras estar en Deportes en El Correo, pasé por Liverpool (Inglaterra) y Brisbane (Australia), hasta que me salió un empleo en la Agence France Presse (AFP) en París.

Cuando era estudiante de periodismo en Leioa, me marchaba durante los veranos como temporero al sur de Francia, a la vendimia y a las recogidas de maíz y ciruelas.

Pasaba tres meses en verano y además de ganar un poco de dinero para afrontar el año, aprendí francés.

Poco imaginaba lo importante que iba a ser en mi vida aprender ese idioma en ese momento. Eso me abrió las puertas a trabajar en un medio de comunicación francés.

Para el puesto, además de ser periodista, exigían saber francés, castellano e inglés.

Yo había vivido durante casi dos años entre Inglaterra (Liverpool) y Australia (Brisbane).

Presenté mi currículum con pocas esperanzas de ser seleccionado. A los pocos días me llamaron y más de veinte años después, vivo en París, donde he formado una familia.

12.- Llevas bien estar lejos de Santurtzi?

Pues la verdad es que mal. Yo soy muy nostálgico y muy apegado a mis raíces.

Además, en Santurtzi sigue parte de mi cuadrilla y parte de mi familia. Y llevo muy mal estar alejado del mar.

Santurtzi es un pueblo muy bonito y muy agradable para estar y vivir.

Y no te das cuenta de ello hasta que te alejas de tu tierra y de tus afectos.

Pero tenemos un grupo de WhatsApp de amigos de primaria de Las Viñas y otro de mi cuadrilla, de amigos del instituto, y eso me permite estar en contacto continuo con mi tierra.

13.- Que tal ha resultado tu aventura fuera de Santurtzi?

Ha sido una larga aventura. Tras mis inicios en El Correo y pasar un año en La Verdad de Murcia, me marché a Liverpool, probablemente porque me recordaba mucho a Bilbao y Santurtzi.

Tienen muchas cosas en común. De hecho, Liverpool se ha convertido un poco en una segunda casa y vuelvo siempre que puedo, sobre todo para ir a Anfield a ver partidos del Liverpool.

Tras un pequeño paso por Australia, donde estuve varios meses trabajando como voluntario, volví a Santurtzi sin saber qué iba a hacer con mi vida.

Hice algunas cosas como periodista freelance, cubriendo por ejemplo una parte de la guerra de Ruanda, hasta que me salió un contrato como periodista deportivo en la Agence France Presse (AFP) en París, hace unos 25 años.

Eso me ha permitido cubrir eventos deportivos, como Mundiales de fútbol, atletismo y rugby y Juegos Olímpico de verano e invierno.

Y cruzarme o entrevistar a gente que nunca me habría imaginado que podría entrevistar. Y ahí sigo. La experiencia más extraña ha sido tal vez estos Juegos Olímpicos de Tokio, donde no había público.

Las autoridades japonesas nos hacían controles PCR de forma continua para saber si habíamos pillado el covid. En menos de un mes tuve que pasar nueve test anticovid, con el riesgo de quedar fuera de los Juegos si uno daba positivo, lo que me habría obligado además a pasar catorce días en un hospital del país.

Afortunadamente todos los test dieron negativo.

14.- Tienes pensado a futuro regresar a Santurtzi?

Pues ese es uno de nuestros proyectos. A mi mujer, que es argentina, le encanta Santurtzi y Euskadi en general.

Entre nuestros planes está la idea de instalarnos en Santurtzi, o lo más cerca posible, cuando nos jubilemos. Una baza a favor de Santurtzi es que estaremos cerca del mar y de nuestros mejores amigos.

Puedes ver otras entrevistas similares a las de Pablo San Roman en nuestra sección de Santurtziarras por el mundo.

Santurtzi Hoy

Desde Santurce a Bilbao vengo por toda la orilla, con la falda remangada luciendo la pantorrilla. Vengo deprisa y corriendo, porque me aprieta el corsé, voy gritando por las calles, quién compra, sardinas frescué…